visitas

sábado, 17 de marzo de 2018

Nunca es tarde

No puedo evitarlo.
Me pasa desde pequeña.
Veo a una persona anciana y me emociono.
Y mis ojos lloran.
Es como si de repente tuviera hipersensibilidad imposible de evitar.
Hoy me ha vuelto a pasar.
Estaba esperando a que me atendieran, cuando ha aparecido un anciano en silla de ruedas con su cuidadora.
Ha sido verle y mis ojos han comenzado a llover.
Me he imaginado que era un buen hombre.
Siempre me pasa con los ancianos.
Que los veo y me parecen todos buenas personas.
Empatizo en seguida y no sé lo que han podido hacer en toda su vida.
Pero siempre he pensado que la vejez te da la madurez necesaria para saber pedir perdón.
Una vez conocí a un hombre que cuando cumplió 86 años me dijo: En que estaría yo pensando apoyando a Franco!
Nunca es tarde para rectificar.

Escrito por María del Río.

No hay comentarios:

Publicar un comentario